En la Comunidad de Caminantes...
Lo primero que piensas en cuanto te levantas en la mañana para irte de excursión o campamento es en la tremenda flojera que te cargas. Después empiezas a pensar en que no tienes la mochila preparada, en que tu uniforme está en el fondo del bote de la ropa sucia y en el peor de los casos, en que tu mamá todavía ni sabe que te vas a ir todo el fin de semana. Ya que te despejas tantito y empiezas a alistarte para irte, te viene también a la mente que el día anterior se te olvido irte a comprar tu comida, y que el dinero te lo gastaste en cochinada y media (dulces, maquinitas, cerveza... ¿tú sabes no?). Así que inmediatamente avientas todo y bajas a ver que asaltas de tu alacena, aunque como siempre, no hallas mas que una sopa maruchan, las pechugas empanizadas del día anterior, y si te va bién, una leche abierta de dos días.
Ya que a las 500 preparaste todo, te uniformaste (nótese que el uniforme no va planchado), y por fin lograste conseguir que tu papá se levantara para irte a dejar, sales tranquilamente de tu casa para dirigirte al lugar de reunión. Con toda la calma pasan con la señora de la esquina a comprarse una torta de tamal y hasta se detienen en la farmacia a comprarte unas pilas pa´ tu lámpara. ¿Y qué pasa cuando llegan al sitio donde todos se quedaron de ver? Pues pasa que ya todos se fueron y se olvidaron de que tu ibas a ir... osea, ¡te quedaste!
Para la siguiente, mejor asegúrate de que la señora de los tamales no se tarde tanto en servirte el atole, y que a tu papa no se le ocurra detenerse en los altos por que si no, te vuelve a pasar y ora si va a ser puritita culpa de ellos, ¿apoco no?.
Lo primero que piensas en cuanto te levantas en la mañana para irte de excursión o campamento es en la tremenda flojera que te cargas. Después empiezas a pensar en que no tienes la mochila preparada, en que tu uniforme está en el fondo del bote de la ropa sucia y en el peor de los casos, en que tu mamá todavía ni sabe que te vas a ir todo el fin de semana. Ya que te despejas tantito y empiezas a alistarte para irte, te viene también a la mente que el día anterior se te olvido irte a comprar tu comida, y que el dinero te lo gastaste en cochinada y media (dulces, maquinitas, cerveza... ¿tú sabes no?). Así que inmediatamente avientas todo y bajas a ver que asaltas de tu alacena, aunque como siempre, no hallas mas que una sopa maruchan, las pechugas empanizadas del día anterior, y si te va bién, una leche abierta de dos días.
Ya que a las 500 preparaste todo, te uniformaste (nótese que el uniforme no va planchado), y por fin lograste conseguir que tu papá se levantara para irte a dejar, sales tranquilamente de tu casa para dirigirte al lugar de reunión. Con toda la calma pasan con la señora de la esquina a comprarse una torta de tamal y hasta se detienen en la farmacia a comprarte unas pilas pa´ tu lámpara. ¿Y qué pasa cuando llegan al sitio donde todos se quedaron de ver? Pues pasa que ya todos se fueron y se olvidaron de que tu ibas a ir... osea, ¡te quedaste!
Para la siguiente, mejor asegúrate de que la señora de los tamales no se tarde tanto en servirte el atole, y que a tu papa no se le ocurra detenerse en los altos por que si no, te vuelve a pasar y ora si va a ser puritita culpa de ellos, ¿apoco no?.
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